Sábado, 30 de enero de 2011. En aquel momento comprendí porque algunas paradas de tren o autobús en Seattle están bajo tierra. Realmente no parecía uno de los días más fríos de aquel invierno, pero aún no eran poco más de las 05:00h de la mañana y eso se notaba en el ambiente. Con mucho sueño llegué al aeropuerto de Seattle-Tacoma y desayuné, como ya me había acostumbrado, en el Starbucks de la terminal. Aquel día volaba de regreso a Los Angeles con Alaska Airlines y debo decir que me sorprendió gratamente esta compañía.

No eran ni las 11 de la mañana y ya estaba de vuelta en el hotel The Standard, recuperando mi maleta que había dejado allí unos días antes. Estaba en la mitad de mi viaje pero parecía como si lo mejor ya hubiera pasado. Recordaba como hace 6 días había llegado a ese hall de hotel lleno de ilusiones con todo lo que me esperaba por delante y, 6 días más tarde, ya había cumplido varios de mis sueños de infancia. Aunque todavía quedaba una semana entera por delante...

Al mediodía cogí el metro y me bajé en la parada Hollywood-Highlands para visitar la zona de Hollywood. No era una de las visitas que más me apetecía pero había que ir. No me sorprendió: una calle donde lo más destacable son varios teatros y donde todo el mundo se hace fotos con baldosas... En fin.

A Los Angeles había vuelto para ver baloncesto, así que me dispuse a ello. Jugaban los Clippers de Blake Griffin contra los Bobcats, había que ver a la nueva estrella de Los Angeles. Una de las cosas que más me impresionó del Staples Center fue que realmente parece un pabellón diferente cuando juegan Lakers o Clippers: el parquet, las "banderolas" de las gradas, la iluminación e incluso el marcador... es como si estuvieras en otro pabellón.

El partido no tuvo historia pero es uno de los que mejor recuerdo tengo: estaba sentado en la primera fila de la grada justo en una "esquina", el partido se veía de maravilla. Aquella noche me entró hambre y me pillé una pizza barbacoa en un puesto de comida rápida dentro del pabellón y ahí estaba yo... viendo un partido de NBA a todo lujo con pizza, una cerveza gigante y mates de Blake Griffin a 10 metros de mi cara. Sencillamente inolvidable.

Acabó el partido y me fui al hotel. Al llegar puse la ESPN y ya estaban hablando del partido del domingo: los Celtics visitaban el Staples Center para jugar contra los Lakers a la mañana siguiente, 12:30h hora local, horario ACB. Aquel mismo día se jugaba la Pro Bowl de la NFL, estuve viendo el partido y me fui a dormir, la mañana siguiente iba a ser espectacular.

Domingo, 31 de enero de 2011. Tras llevar los últimos cuatro días levantándome entre las 05:00h y las 06:00h de la mañana, ese día me di el lujazo de despertarme a las 10:00h. Recuerdo esa mañana como un día de relax: hasta ahora siempre había madrugado para ir a visitar algo o ir a algún aeropuerto para cambiar de ciudad... ese día era completamente diferente; me levanté con toda la calma del mundo, me di una ducha relajada, me vestí acorde para el partido y salí a la calle. 

A dos horas de empezar el partido ya se notaba ambiente en la calle. Entré en un Starbucks y desayuné tranquilo, miré un rato las páginas deportivas por internet a través del móvil y me dirigí al Staples Center. Me sorprendió ver bastante gente con camisetas de los Celtics de camino y, al llegar, el ambiente era increíble. Faltaba una hora y media para empezar, eran las 11:00h de la mañana, pero aquello estaba a rebosar de gente. Veía a la gente haciendo cola en la puerta del Staples esperando que abrieran las puertas, el "set" de la ESPN haciendo la previa del partido justo a las puertas del pabellón, reventas intentando hacer el agosto ofreciendo entradas a $700 la más barata... en fin, era un Lakers-Celtics.

Paso por el "Box Office" y recojo mi entrada, al salir de la cola tres o cuatro personas me la quieren comprar, la oferta era tentadora pero no había volado más de 9.000 kilómetros para ver el partido por televisión. Se abren la puertas del pabellón y la gente empieza a entrar. Paso el control de metales como en cada partido y justo detrás un par de cheerleaders están repartiendo "toallas" pequeñas de Lakers. Les pido una y me dicen que no, que no vestido de los Celtics; no tengo que insistir mucho para que me regalen una, sería un buen recuerdo para un amigo.

Tras subir, y subir, y subir... escaleras mecánicas encuentro mi asiento, el peor de todo el pabellón. Si me pongo de pie puedo tocar con la mano las "banderas" de campeón de los últimos años. Estaba sentado en la penúltima fila del segundo anillo detrás de la canasta. Los jugadores se veían minúsculos allí abajo pero me daba igual, estaba a punto de ver el partido del año.

Una de las cosas que más me llamó la atención fue ver la diferencia del trato con los que tienes sentados alrededor según tu ubicación. En los otros partidos que había visto estaba sentado siempre en las primeras filas y allí la gente acostumbra a ir a lo suyo, aquí arriba todo era difente. No tarde mucho en entablar conversación con unos chicos que tenía al lado que eran fans de Lakers y con un señor que tenía justo detrás aficionado a los Celtics. Les conté el viaje que estaba haciendo y quedaron impresionados pero me llamó más la atención su sorpresa al ver que era español y no animaba a Pau Gasol, sino al equipo contrario.

Llegó la hora del himno, respetuoso como siempre. Lo había escuchado tantas veces que se estaba convirtiendo en la canción del verano. Tras el himno las presentaciones... los silbidos a los jugadores de los Celtics eran ensordecedores hasta que por megafonía dijeron: "...at Center... number 36... Shaquille O'Neal..." entonces los gritos y silbidos de todo el pabellón atronaban como si squello se fuera a venir abajo, tan solo un par de valientes aplaudíamos, el resto estaban realmente cabreados. La presentación de Lakers, como siempre, espectacular: cae la lona desde el techo hasta el suelo y proyectan imágenes de los jugadores... es una de esas cosas que hay que vivirlas.
 
El partido fue vibrante, emocionante, posiblemente el mejor que vi aquel año. Rondo dominaba en ataque y en defensa y Pierce ponía la puntilla en casi cada ataque. O'Neal parecía imparable ante Pau y los Celtics acabaron llevándose la victoria del Staples. La gente se iba cabizbaja a casa mientras los aficionados de los Celtics se quedaban un rato más en el pabellón haciéndose alguna última foto de recuerdo.

El resto de la tarde fue tranquila. Una vez se hizo de noche salí a dar un paseo e hice varias fotos con el "modo nocturno" de la cámara. Tras cenar y de vuelta en el hotel preparé la maleta; el día siguiente me esperaban seis horas de vuelo camino de la Costa Este y el calor de Florida: Orlando era el próximo y penúltimo lugar a visitar.


0 comentarios:

Publicar un comentario